«El Auditorio y Palacio de Congresos de Castellón se erige como un edificio icono para la consolidación de Castellón como ciudad de progreso y proyección en los ámbitos social y cultural.»
El Auditorio y Palacio de Congresos de Castellón se erige como un edificio icono para la consolidación de Castellón como ciudad de progreso y proyección en los ámbitos social y cultural.
El edificio potencia un área urbana en expansión, articulando la ronda de circunvalación, el entorno de la ermita de Lidón y la ciudad en crecimiento. Junto con el gran parque que lo rodea, contribuye a crear una ciudad homogénea en su crecimiento.
El Auditorio que mantiene una gran relación con el parque, de reminiscencias mediterráneas: dunas, naranjos, láminas de agua y tierra, nos aproximan al edificio que nos recibe con su gran atrio exterior, permitiendo una suave transición al interior. Una plataforma en pendiente sale del edificio en rampa para recogernos, configurando un hall de relaciones previo al ingreso. El resto del edificio se relaciona con el parque a través de un recinto a modo de patio deprimido, en una clara referencia histórica de referencias espaciales.
El proceso para solucionar el funcionamiento de un programa tan extenso como el del Auditorio y Palacio de Congresos, se basa en la consideración de las diferentes zonas como sistemas autónomos interconectados por un continuo espacial asistido por la luz.
El descubrimiento del edificio tal como nos vamos introduciendo en él, constituye una de las premisas básicas. La sección longitudinal, presente desde los primeros bocetos, ha generado en gran medida el proyecto.
El espacio exterior, la reducción de escala en el acceso, justo bajo la sala de cámara, para abrirse nuevamente, el espacio inundado por una luz cenital, configura todo el interior.
El edificio se ha resuelto con un único material. Hormigón blanco, que es al mismo tiempo esqueleto y forma final. La estructura es de este modo un soporte espacial y no físico.
La luz, que penetra bañando el hormigón, consiguiendo una fluidez que permite su comprensión como un continuo espacial.
El edificio se resuelve por sistemas autónomos. Y ahí está la respuesta a la asimetría de la sala. En este proyecto todas las salidas confluyen al mismo punto, el gran Foyer, situado bajo la platea superior, utilizando una calle interna en cascada y además conecta con la gran sala polivalente. Esto nos permite liberar un lateral para concentrar las dotaciones como son: vestuarios de músicos y orquestas, oficinas, almacén de materiales, zonas de descanso, afinación, protocolo y prensa.
En la sala sinfónica, con capacidad para 1.300 personas, las dos plateas asimétricas se abrazan, provocando la zona de palcos, vinculados en un primer nivel con el área institucional. El gran escenario dispone de una lengua lateral con capacidad para 100 personas que se vinculan directamente con la escena.
Esta sala, como el resto del edificio, no pierde su relación con el exterior, disponiendo de un gran telón de fondo elevable que permite, desde la sala, la visión de las montañas de la Madalena.
La sala de cámara suspendida sobre el acceso principal, tiene una capacidad para cerca de 400 personas, con una sección en V disfruta de luz natural.
La sala polivalente o ‘Magic-box’, es capaz de albergar cualquier actividad vinculada a la sala principal o bien independiente de ella. Esta sala se puede ampliar, hacia la zona delantera, vinculándose a una zona capaz de albergar exposiciones, etc.
El último sistema autónomo está constituido por una serie de salas, vinculados al resto del edificio, o independientes, capaces de cualquier uso, como por ejemplo salas de comisiones en Congresos. También en este cuerpo del edificio orientado al norte, se ubican las dos plantas de oficinas de Castellón Cultural.
Todos estos sistemas son cosidos por la sección transversal, concebida como un fluido continuo, que pone en relación todo el programa.
1991 Primer premio concurso arquitectura organizado por el Ayuntamiento de Castellón.
2005 Mención especial XIII Premio obras Cemex.